Cascarilla

La cascarilla es un polvo blanco elaborado tradicionalmente a partir de cáscaras de huevo trituradas y consagradas. Se utiliza ampliamente en prácticas espirituales de origen afrocaribeño, como la santería, el espiritismo y el hoodoo, aunque también ha sido adoptada por personas de distintas tradiciones como símbolo de pureza, protección y limpieza energética. Su uso se asocia con la capacidad de repeler energías negativas, crear barreras espirituales y purificar espacios o personas.

Significado espiritual

La cascarilla representa la vida, el renacimiento y la pureza.
Al provenir del huevo —símbolo universal de origen y creación— se considera una sustancia protectora que conecta con la energía maternal y con la fuerza de la naturaleza que da vida.
En el plano espiritual, su polvo blanco refleja la luz, ayudando a disolver la oscuridad y equilibrar las vibraciones de los lugares o de quienes la usan.

Usos comunes

Protección personal:
Se puede aplicar un poco de cascarilla en la frente, nuca, manos o pies antes de salir de casa o al realizar rituales espirituales.

Limpieza energética:
Disuelta en agua, sirve para baños de purificación o para limpiar objetos y altares.

Purificación del hogar:
Se esparce en las esquinas, marcos de puertas y ventanas para sellar el espacio y evitar la entrada de malas energías.

Dibujar símbolos protectores:
Con cascarilla se pueden trazar cruces, círculos o signos espirituales en el suelo o sobre objetos rituales.

Ritual sugerido: “Baño de Luz con Cascarilla”

Objetivo: Limpiar el cuerpo y el espíritu de energías densas, atraer paz y claridad.

Materiales:

1 litro de agua tibia

1 cucharadita de cascarilla

Unas gotas de colonia o esencia de tu preferencia (opcional)

Una vela blanca

Procedimiento:

Enciende la vela blanca y pide luz y protección a tus guías o al universo.

Disuelve la cascarilla en el agua, removiendo con tu mano derecha en círculos.

Mientras lo haces, repite:
“Que la luz y la pureza me envuelvan, que todo lo oscuro se disuelva.”

Báñate normalmente y, al final, vierte el agua con cascarilla desde el cuello hacia abajo.

Deja que el cuerpo se seque al aire y agradece por la limpieza y la renovación.

La cascarilla es mucho más que un simple polvo blanco: es un símbolo ancestral de protección, equilibrio y renovación espiritual. Su uso consciente ayuda a mantener la armonía en el cuerpo, la mente y el entorno, recordándonos que la pureza interior también se cultiva desde los pequeños rituales de cuidado y fe.